Observa la huerta desde una perspectiva de economía circular. Descubre cómo cuidar, cultivar y aprovechar la huerta de manera sostenible.
Nombre: | Tomate | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Nombre Botánico: | Solanum lycopersicum | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Familia: | Solanáceas | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Calendario: Zona fría
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En los pequeños huertos se cultivan variedades de crecimiento indeterminado destinadas a ser consumidas en ensalada, aunque también es habitual que se utilicen para obtener salsa de tomate. Del conjunto de variedades existentes en los pequeños huertos se utilizan variedades de frutos gruesos. (más o menos esféricos, o más o menos lobulados) que se recolectan de manera individual una vez que han alcanzado su madurez, aunque cada vez es más frecuente la utilización de variedades de tomate “cherry”.
Tres cantos, Yack, Muchamiel, Negro de Crimea, Corazón de buey, Robin, Rosado de Aretxabaleta.
El tomate es una planta de climas templado-cálidos que no tolera las bajas temperaturas. Por debajo de 8-10ºC no vegeta. Su temperatura óptima de crecimiento y floración es cercana a los 25ºC y es capaz de soportar altas temperaturas (hasta 35 ºC) a condición de tener un buen suministro de agua. Es también una planta exigente en luz. En el caso en que se dé la combinación de altas temperaturas, alta insolación y bajas humedades relativas (olas de calor) los frutos de tomate expuestos al sol pueden sufrir quemaduras. Por todo lo anterior, los tomates se cultivan al aire libre de mediados de mayo a septiembre en las zonas fría y de principios de mayo a octubre en las zonas templadas.
La planta de tomate es capaz de prosperar en muchos tipos de suelos a condición de tener un buen drenaje. Prefiere suelos sueltos, profundos y ricos en materia orgánica bien descompuesta, en donde llega a desarrollar un potente sistema radicular. Es una de las hortícolas que mejor tolera la salinidad de suelos y aguas de riego.
El tomate se siembra en semillero protegido para su posterior trasplante a terreno definitivo. Actualmente los semilleros de tomate se realizan en bandejas o en bandejas alveolares que se colocarán en invernaderos o lugares muy protegidos del frío y con mucha iluminación. Un gramo de semillas contiene entre 250 y 400 semillas. En los semilleros destinados a huertos pequeños es recomendable realizar la siembra en pequeñas bandejas que deberán estar a temperaturas cercanas a 20ºC y en lugares muy bien iluminados. Las semillas se distribuirán a voleo sobre el sustrato de siembra previamente humedecido, se cubrirán con una capa de entre 0,5 y 1 cm de vermiculita y se regarán de manera cuidadosa con bastante agua para que todo quede empapado. En estas condiciones, la germinación comienza a los 8-10 días de la siembra. A los 20-25 días desde la siembra, cuando las plantitas hayan desarrollado completamente sus cotiledones y hayan alcanzado una altura de unos 5 cm se deberán trasplantar a bandejas alveolares con alvéolos de 7 X 7 cm aprox. donde se desarrollarán hasta el trasplante final. Para este primer trasplante las plantitas se agarrarán de los cotiledones a la vez que se van desenraizando con ayuda de algún utensilio del tipo espátula estrecha para extraer las raíces sin dañarlas. Una vez extraídas las plantitas se colocarán individualmente en los alvéolos que previamente se habrán llenado con sustratos tipo turba y en los que se habrá practicado un agujero con el dedo o con un palo. Introducida la plantita en el agujero se afirmará en el alveolo presionando con la mano el sustrato de tal manera que el sustrato quede a 1 cm aprox. de la parte superior del alveolo. Este primer trasplante termina con un riego abundante que termine de asentar el sustrato y con la colocación de las bandejas en el invernadero o lugar protegido del frío e iluminado. Aproximadamente al mes de esta labor las plantas habrán alcanzado una altura de unos 25 cm con dos o tres hojas verdadera y el diámetro del tallo será el de un lápiz grueso. La planta ya estará en condiciones de ser trasplantada al terreno definitivo (a los 50 o 60 días desde la siembra). El sustrato de los semilleros debe mantenerse húmedo, pero sin excesos, con riegos frecuentes poco copiosos. Si las temperaturas bajan se disminuirán los riegos, pero si suben deberá aumentarse la frecuencia de riegos. También se deberán ventilar los semilleros en los momentos más calurosos del día. Si no se desea realizar semillero las plantas de tomate se pueden adquirir con facilidad a viveristas profesionales que las comercializan con cepellón.
Para el cultivo del tomate el terreno se preparará con una labor profunda seguida de labores superficiales que afinen la capa en la que se colocarán las plantas. Los aportes de estiércol descompuesto se realizarán con las labores profundas junto con algo de abono si se trata de suelos pobres o recién cultivados. Se evitará realizar los trasplantes con la tierra por debajo de 12-15 ºC, trasplantado en estas condiciones el enraizamiento y su desarrollo de las plantas se paralizan el cultivo sufre mucho, de tal manera que su desarrollo posterior se ve perjudicado. Es por ello que en las zonas de clima frío no conviene adelantar en exceso las plantaciones (ni la realización de los semilleros de tomate) ya que no se adelanta nada. El marco de plantación habitual en huertos pequeños es de 0,5 m entre plantas y 0,8 - 1 m entre filas. Marcadas las filas con una cuerda se plantan los tomates con cepellón, se presiona la tierra alrededor del mismo y se riega abundantemente para que las plantas se afiancen adecuadamente.
Riego: Es un cultivo bastante exigente en agua siendo necesario mantener el suelo con una humedad constante sin ser excesiva. Tras la plantación, durante toda la fase de enraizamiento en el suelo, hay que mantener humedad en la zona radicular. Para ello se realizarán riegos cortos que empapen el taco de turba y la zona del suelo a donde salen las raíces de la planta. Con el cultivo en pleno desarrollo y en terrenos profundos un riego cada 5-6 días en la época calurosa suele ser suficiente en la mayoría de los casos. Como el tomate es un cultivo muy sensible a enfermedades fúngicas de hojas y frutos NO se debe regar por aspersión ni humedecer sus hojas. Los riegos por goteo o por surcos son los adecuados. Malas Hierbas: Si no se ha colocado acolchado, se deberá controlar la aparición de malas hierbas realizando las escardas necesarias sobre todo al principio del cultivo. Entutorado: Es una práctica imprescindible. En los pequeños huertos las cañas de unos 2 metros de longitud son un material adecuado. A los pocos días del trasplante las cañas se clavan junto a cada tomate, a unos 5 cm. A medida que las plantas crecen el tallo se sujeta al tutor sin holgura, pero sin apretar con tiras de tela de al menos 2 cm de ancho u otros materiales similares que no provoquen daños a la planta. Estas ataduras suelen separarse entre 25 y 30 cm. Poda: También es una labor imprescindible en el cultivo de tomate para consumo en fresco. Esta poda pretende obtener plantas con un único tallo a lo largo del cual se van distribuyendo una sucesión de hojas y racimos de frutos. Para ello se van eliminando los brotes que surgen de las axilas de las hojas y sólo se deja crecer el brote terminal. Es una labor que se debe realizar desde el comienzo del cultivo y debe mantenerse hasta el final del mismo. Cada 8- 10 días se deben repasar todas las plantas. Si los brotes son pequeños (del grosor de un lapicero) se pueden eliminar con la mano, en el caso de tener un mayor grosor se deberán cortar con tijera o cuchillo dejando en todos los casos el mínimo tocón posible. Los restos de la poda se deben retirar del cultivo y destinarse al compostaje. Deshojado: Es recomendable para facilitar la iluminación, aireación y maduración de frutos. Se van quitando hojas de abajo hacia arriba, comenzando cuando las hojas más viejas empiezan a deteriorarse o presentan síntomas de alguna enfermedad que puede dispersarse por el cultivo. No se quitarán más de 2 o 3 hojas por planta de una sola vez para no desequilibrarla. El corte se hará a ras de tallo y con una cuchilla, realizando un corte limpio que evite el desarrollo de enfermedades.
Consultar la guía de gestión integrada de plagas – solanáceas. https://www.mapa.gob.es/es/agricultura/temas/sanidad-vegetal/guiagipsolanaceas_tcm30-576872.pdf
Como ya se ha comentado los racimos florales se suceden a lo largo del tallo cada 2 ó 3 hojas, por lo que la floración del tomate es continuada durante todo el cultivo y la recolección de sus frutos también. En los pequeños huertos los tomates se recogen fruto a fruto una vez se hayan coloreado. En climas fríos, el grueso de la recolección se da en el mes de agosto y septiembre. En climas templados, los frutos comienzan a madurar en el mes de julio y la recolección se alarga hasta octubre. Los frutos a recolectar se agarran con firmeza y con una tijera se corta su rabo sin lastimar al resto de tomates del racimo. Los frutos recolectados se colocan en cajas procurando no apilar más de dos capas para que no se aplasten entre ellos por su peso. Es mejor realizar la recolección a primera hora de la mañana cuando los frutos conservan el fresco de la noche.
Los tomates deben conservarse hasta la hora de su consumo en lugares frescos, incluidas las cámaras frigoríficas.